CARTA A FRANCISCO SOBRE LA FE
J.C. Bauer
Verás, Francisco,
Ante todo agradezco la deferencia que has tenido al escribir; supongo que a raíz de la lectura del folleto: LA FE - lo que es y a lo que lleva.
He leído con atención tu nota y creo que se hacen necesarias algunas palabras sobre ello. Solamente te ruego humildemente dos cosas: que tengas paciencia con la lectura de este escrito y que por favor no te ofendas, ya que habrán cosas que con toda probabilidad no te gusten, e incluso podrías pensar que te estoy ofendiendo. Lejos de mi hacer tal cosa, sólo que, como ya he dicho antes, se hacen necesarias las aclaraciones conceptuales.
No me gusta la controversia, de hecho me disgusta y angustia, aunque no la desvirtúo ya que se hace absolutamente necesaria en medio del tan dispar mundo de las filosofías.
El principio de la diferencia oír-escuchar que tu citas es correcto y estoy de acuerdo. Aunque, como verás, creo que lo estás aplicando fuera de su contexto.
Como sabrás, con el paso de los siglos el significado de las palabras a veces varía hacia un matiz u otro, también es el caso de oír. De la misma forma los verbos y sustantivos tienen otros matices en diferentes idiomas. También decirte que, en castellano, tanto oír como escuchar pueden denotar el percibir sonidos sin prestar atención al mensaje, de la misma manera que prestando atención.
Habrás observado que la cita a la que se hace referencia es a Romanos 10:17, donde el nombre (no verbo ni adjetivo en griego koiné) en el original es AKOES, lo cual significa aquí: llegar al conocimiento de.
Bien, no nos extenderemos más en este asunto.
¿Qué es la FE? Creo que se concibe la fe de una forma equivocada, como algo místico, como una fuerza interior que se ejerce en algo o alguien. NO, la fe no es una fuerza, la fe no cree EN Dios sino A Dios. Dios no quiere que creas en Él sino que le creas a Él, lo que el ha revelado, sus palabras e instrucciones.
También debo decirte que estoy totalmente de acuerdo con la afirmación de que Dios existe independientemente de nuestra fe. Pero, Francisco, debo decirte que según este principio también existe independientemente de nuestra concepción de Dios y sus atributos. No podemos dogmatizar en cuanto a Dios y sus atributos y menos hacerlo de manera antropomórfica desde el punto de vista humano, es decir nuestro punto de vista, es decir desde nuestra naturaleza caída (supongo que en esto coincidirás conmigo).
Tu propondrás tu idea o concepto panteísta de Dios y la vida, un ateo como Voltaire su punto de vista burlón y frívolo, el mahometano impondrá la rigidez de sus normas por la espada, el judío hablará del pacto de la ley y la unicidad de Dios, el pagano sus prácticas idolátricas, el romanista su adhesión al papa, y si continuamos tendremos una amplia lista en la cual todos tendrán algún pequeño punto en común, aunque lejos en matiz. Porque se pueden conocer cosas acerca de Dios por medio de la naturaleza de todo lo creado, pero el mismo amplio abanico de tan dispares y contradictorios conceptos nos demuestra que no se puede conocer a Dios mismo si es que Él no se da a conocer, y si Él no se da a conocer no podremos conocerle por mucho que nos esforcemos.
Supongo que ahora te parecerá que este es un Dios alejado del hombre que no tiene que ver con tu concepto de Dios. No nos equivoquemos, podemos acercarnos a Dios pero no según nuestras reglas (la regla humana, que limita a Dios dentro de una caja denominada concepto humano de lo que es Dios). Lo único que le faltaba al ser humano es poner las reglas de relación con Dios. Seremos necios e impíos si intentamos hacer eso con Dios. Es Dios quien pone las reglas. No podemos llegar a Dios por nosotros mismos, y eso, en lo más profundo de tu ser lo sabes.
Y, ¿ahora qué?, pues tu dirás que si no podemos acercarnos a Dios estamos perdidos. Cierto, estamos perdidos. En un momento determinado, la hijita rompió el jarrón en 50.000 pedazos e intentó volver a juntar los trozos con un adhesivo, pero la niña acabó por darse cuenta que era imposible volver a reconstruirlo, la niña lloró desconsolada por que no podía ser reparado el jarrón. Al verlo el padre, cogió a la niña en brazos y le dijo -yo te perdono. La hijita le dijo -pero, ¿quién pagará el jarrón? El padre contestó -bien has dicho, porque el jarrón hay que pagarlo. Yo mismo lo pagaré.
Y Dios envió a su Hijo al mundo a pagar con su vida en sacrificio para efectuar la redención.
Después de esto tu dirás: bueno, yo creo que Dios también podría haberlo hecho de otra manera. Te vuelvo a contestar del mismo modo: el yo creo vuelve a intentar que Dios se plegue a nuestro propio sistema, es Él quien pone las reglas, no queramos ponerlas nosotros con nuestras nefastas concepciones morales que tan horrendos resultados han dado en la historia de la humanidad.
La revelación por medio de la cual Dios se ha dado a conocer es la Biblia. Conozco el Bhagabad-gita, el Corán, el Talmud, otros escritos y religiones hinduistas, pero no son capaces de ofrecer la Verdad, no alguna verdad sino la Verdad. Están vacíos pues basan sus concepciones en la sabiduría humana, en el yo del hombre que nada puede ofrecer, porque sino no buscaría saciar el vacío interior.
¿Has leído la Biblia, corroborando su texto y contenido histórico a la luz de pruebas documentales, lexicográficas, arqueológicas y geológicas? Yo si, y de manera positiva; y eso le confiere un valor importantísimo a nivel testimonial.
Pero ello no fue suficiente para mi, ya que esto sólo me aportaba que la Biblia era algo legítimo por la cantidad de pruebas irrefutables a su favor. Necesitaba algo que las pruebas no podían darme; y leí la Biblia descubriendo que estaba viva, que tenía un poder transformador que era superior a cualquier conocimiento humano.
Créeme, yo mismo en mi fase de investigación he conocido con más o menos entusiasmo los conceptos de los cuales me hablas, pero la Biblia, la Palabra de Dios, hizo temblar todos los pilares de mi existencia y más que llegar yo a conocerla fui conocido por ella.
Hay una serie de cosas que nos dice la Palabra de Dios:
- "La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y de los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que esté oculta de su vista; antes bien todas las cosas están desnudas y descubiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta"
- "El que quiera hacer la voluntad de Dios conocerá si la doctrina es de Dios". No la conocerá el que quiera conocerla, sino el que quiera hacerla, que es muy distinto.
- "Sin fe es imposible agradar a Dios". Si no le creemos, si no creemos lo que el ha dicho no tenemos parte con Él.
- "Engañoso y perverso es el corazón del hombre más que todas las cosas, ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño las mentes, que pruebo el corazón"
En cuanto tu concepto panteísta sobre el alma, déjame decirte algo: Cuando alguien se convierte a Cristo el Espíritu Santo viene a morar en él. Quizás querrás que te explique esto, pero lo siento no puedo explicarlo, es algo inefable, no puedo describirlo, sólo se que es así; el Espíritu Santo entra en ti.
Ni yo te lo puedo explicar, ni tu puedes entenderlo porque las cosas divinas no se pueden entender sino por el Espíritu de Dios, como dice la Escritura:
"Cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios tiene preparadas para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu; por que el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios. Porque, ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco conoce nadie las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha otorgado gratuitamente, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre no capta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede conocer, porque se han de discernir espiritualmente."
Podríamos argumentar y agregar párrafo tras párrafo, pero no avanzar más de lo que ya se ha dicho, puesto que te encuentras en un punto de inflexión. Éste es el momento en el cual deberías replantearte tus erradas convicciones, y digo erradas porque no es el camino que Dios quiere para ti ni para mi, Él quiere revelarte su corazón de Padre a través de su Hijo Jesucristo, que te acerques a Él dejando tu confuso camino basado en el yo, pues si tu yo gobierna tu vida Dios no tendrá entrada y continuará el vacío.
Dios nos ha dicho que TODOS pecamos y por lo tanto estamos destituidos de la gloria de Dios, pero que Cristo murió en la Cruz cargando con nuestros pecados, para que por su muerte fuésemos salvos. Sólo debemos abrirle nuestro corazón. ¿Como? como ya has leído: "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. Así que la fe viene del oír; y el oír, por medio de la Palabra de Dios"
Te despides en tu mensaje con: un saludo hermanos. Lo lamento pero yo no te puedo llamar a ti hermano; no se trata de que no coincidamos en cuanto a los atributos de Dios, sino que no hablamos del mismo Dios.
En fin, te he dicho que estás errado, totalmente perdido, confundido y gobernado por el yo y algunas cosas más. Entendería que te ofendieras, pero no lo hagas por favor, piensa en que yo sería un hipócrita si no te hablara de ello. No quiero imponerme en ningún debate, discusión, o idea; no llegas a imaginar lo que yo desearía poder llamarte hermano, y esto lo digo muy en serio. Pero permíteme una última cosa, te ruego en el nombre de Jesús que no deseches lo que te acabo de escribir y sobre todo no deseches la Biblia, en ella está "todo lo que pertenece a la vida y a la piedad". Que el Señor abra tu entendimiento y tu corazón para creer en Él.
Si quisieras ampliar más sobre lo que te he escrito, puedo obsequiarte o prestarte algún libro y otro material y, por favor, si no tienes la Biblia, en mi casa hay una para ti.
Para cualquier cosa me tienes a tu disposición.
J.C. Bauer.
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