LA VENIDA DE CRISTO
C.H. Mackintosh
Debería ser siempre el deseo del corazón que ama a Jesús verle tal como Él es, y
estar con Él y ser como Él para siempre. Por ello, el clamor sincero de un
corazón lleno de afecto es "Ven, Señor Jesús". Es nuestro privilegio tener
comunión con Él en Su longanimidad para con este pobre mundo. "La longanimidad
de nuestro Señor es para salvación". No creemos que haya ninguna dificultad al
querer reconciliar ambas cosas. Una esposa amante podrá lamentar la ausencia de
su marido y anhelar con sinceridad su regreso, pero él está lejos predicando el
evangelio y ella tendrá igualmente plena comunión con él en su obra en la
prolongación de su ausencia si con ello puede llevar una sola alma a Jesús.
En cuanto a la dificultad de Ud. acerca de la expresión "desviarse" en 2
Tesalonicenses 2, surge, según juzgamos, de obviar la distinción entre la venida
del Señor a recibir a Su pueblo y Su venida para juzgar al mundo -entre Su
venida como el Esposo y Su venida como el Juez. "El día del Señor" hace
referencia a este último, y antes de que llegue este día habrá una gran
apostasía o desviación y "se revelará el hombre de pecado". Es de lo más
necesario comprender esta distinción. La esperanza propia del creyente es la
venida del Señor, la cual puede ser una realidad en cualquier momento, pero
cuando la iglesia se haya marchado para estar con su Señor es cuando se revelará
el hombre de pecado, "a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y lo
reducirá a la impotencia con la manifestación de su venida". Éste es un asunto
demasiado importante como para considerarlo en una carta tan corta, pero puede
estudiar detenidamente 1 Tes. 4:13-18 comparándolo con 2 Tes. 2:1-2.
En 2 Tes. 2:1-2 el apóstol corrige un error en el que habían caído los santos
tesalonicenses. Habían sido guiados a pensar que el día del Señor había empezado
realmente. En la primera epístola, él les había enseñado a esperar la venida del
Señor y su reunión con Él para siempre en el aire. Además les había dicho que
"el día" no había de sorprenderlos como a un ladrón. Luego, en la segunda
epístola, el apóstol los exhorta sobre la base de la venida del Señor que no se
angustiaran en cuanto a "el día". El primer mensaje constituía la esperanza de
ellos como tal, y el segundo mensaje del apóstol no podía tener lugar hasta que
se manifestara "el inicuo", que entonces, como ahora, es todavía futuro. La
dificultad de Ud. surge de no saber distinguir entre "la venida" de Cristo por
Sus santos y "el día" de Su manifestación en juicio sobre este mundo. Nosotros
somos exhortados por la primera venida a no sentir turbación por la segunda
venida. Ambas cosas son en sí bien distintas. La primera habla de la brillante y
espléndida consumación de la esperanza de la iglesia; la otra, el toque de
difuntos para la gloria de este mundo. La distinción es muy importante.
No pensamos que Mateo 16:27 y 1 Tes. 4:16 hagan referencia a lo mismo. Mateo se
refiere a la manifestación pública; 1 Tes. a la venida de Cristo por Sus santos
según Juan 14:3. La esperanza de la iglesia es que su Señor venga personalmente
a recibírsela. Ella tiene el llamado de esperarle, no de esperar recompensas.
Habrá recompensas, sin embargo éstas no pertenecen a nuestra esperanza ni al
verdadero motivo para servirle. El amor de Cristo es nuestra verdadera fuente de
motivación, y Él mismo nuestra esperanza.
En cuanto a la expresión "estos mis hermanos" se refiere a los mensajeros que
irán a las naciones antes de establecerse el reino. Saldrán de entre los judíos.
La escena completa habla del juicio de las naciones que vivirán. No hay ninguna
mención en la Escritura de un juicio simultáneo. Habrá el juicio de los vivos
antes del milenio, y el juicio de los muertos después de él, así como el juicio
definitivo que se ejecutará con guerra sobre la bestia.
Juzgamos que Filipenses 4:5 hace referencia a la venida del Señor: "Vuestra
mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca". Si nuestros
corazones están firmes en la bendita esperanza de la venida del Señor no
estaremos vindicando nuestros derechos, ni iremos en pos de las efímeras cosas
de este mundo. Él puede venir esta noche. Luego dejaremos todas estas cosas
detrás de nosotros para siempre. Es interesante darse cuenta de las dos
expresiones en este pasaje. Nuestra mesura deben conocerla los hombres; nuestras
peticiones debe conocerlas Dios. Los hombres tienen que ver que nosotros estamos
perfectamente conformados con nuestra porción y perspectiva. Nunca deberíamos
acudir a ellos con nuestras faltas. Dios es suficiente. Y el hombre por cierto
que nos decepcionará. Dios nunca decepciona a un corazón confiado en Él.
El juicio en Apocalipsis 19 es lo que podemos llamar "el juicio de guerra".
Tendrá lugar con toda seguridad después de que la iglesia haya abandonado esta
escena, lo cual se hace obvio por el hecho de que los santos vienen con el que
monta en el caballo blanco.
Creemos que el grito de medianoche ha salido. Reconocemos el resultado de este
grito en proporción a la gran atención que le ha sido dispensada desde 1830 a la
gloriosa verdad de la venida del Señor. Durante siglos jamás se ha oído un
sonido acerca del regreso del Esposo. "Mi Señor retarda su regreso" formaba
parte del lenguaje llano de la iglesia profesante. La cristiandad dormía. Pero
gracias a la misericordia de Dios, el grito se ha escuchado y ha puesto a las
almas en guardia con "¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!" ¿Estamos
preparados? ¿Tenemos el aceite en nuestras lámparas? ¡Solemne pregunta! Los que
estén listos entrarán con el Esposo. El resto será dejado en las tinieblas de
afuera -la horripilante región de oscuridad, lloro, lamento y crujir de dientes,
el lugar en el que la esperanza nunca puede entrar ni la más tenue luz atravesar
en todo el panorama eterno.
Que el Espíritu de Dios motive nuestros corazones y nos haga ser profundamente
sinceros. Que tengamos nuestros lomos ceñidos y nuestras lámparas encendidas
como hombres que esperan realmente a su Señor, y busquemos dar un sonido de
aviso a los oídos de nuestro prójimo mientras pasamos estos días.