NICOLAITISMO

Surgimiento y crecimiento del clero

F.W. Grant

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“Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco... Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco”  (Apocalipsis 2:6,15, en las epístolas del Señor dirigidas a las iglesias de Éfeso y de Pérgamo).


En las cartas proféticas dirigidas a las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3 (las cuales nos dan la historia espiritual de la Iglesia desde el tiempo de los apóstoles hasta la venida del Señor), la carta a la iglesia de Pérgamo sigue a las cartas a la iglesia de Éfeso y a la iglesia de Esmirna. Pérgamo marca la tercera etapa de la desviación de la verdad por parte de la Iglesia y es históricamente fácil de reconocer. Se aplica al tiempo en el cual, luego de haber atravesado las persecuciones paganas (Esmirna), la Iglesia fue públicamente reconocida y establecida en el mundo. El tema principal de la carta a Pérgamo es “la Iglesia que mora donde está el trono de Satanás”. La palabra correcta es «trono», no «asiento». Satanás tiene su trono en el mundo, no en el infierno, el cual será su prisión y en el cual nunca reinará. Él es llamado “el príncipe de este mundo” en Juan 12:31, 14:30 y 16:11. 
Por la tanto, morar donde está el trono de Satanás es asentarse en el mundo, bajo el gobierno y la protección de Satanás. ¡Esto es lo que la gente llama la institución de la Iglesia! Tuvo lugar bajo el emperador romano Constantino, cerca del año 320 d.C. Aun cuando la tendencia de la Iglesia a unirse con el mundo había estado aumentando por algún tiempo, fue entonces cuando ella salió fuera del lugar que le era propio e ingresó en los lugares de la antigua idolatría pagana. La gente llama a esto el triunfo del cristianismo, pero el resultado fue que la Iglesia se posesionó con tal firmeza de las cosas del mundo como nunca antes. El lugar de liderazgo en el mundo fue de ella y los principios del mundo la invadieron rápidamente.

El nombre Pérgamo indica esto. Es una palabra griega que significa casamiento. El casamiento de la Iglesia con cualquier cosa antes que Cristo venga a llevársela consigo (en el arrebatamiento), es infidelidad hacia Él, con quien ella está desposada. Pero aquí está el matrimonio de la Iglesia y del mundo, el final de un noviazgo que había comenzado mucho tiempo antes.

Antes del tiempo de este «casamiento», una cosa importante se menciona en la primera carta a la iglesia de Éfeso, aunque sólo de manera incidental, pues ello no caracteriza la condición espiritual de la asamblea de Éfeso. El Señor les dice: “¡Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco” (Apocalipsis 2:6)! Sin embargo, en Pérgamo tenemos más que las obras de los nicolaítas; tenemos una doctrina, y la Iglesia, en vez de rechazarla, la toleraba. En su tiempo, los santos de Éfeso aborrecían las obras de los nicolaítas, pero en Pérgamo la permitieron y no condenaron a aquellos que sostenían la doctrina.

¿Cómo hemos de interpretar estos versículos? Hallamos que la palabra nicolaítas es lo único que tenemos para ayudarnos. Muchos han realizado grandes esfuerzos para intentar demostrar que existió una secta de los nicolaítas —un grupo religioso llamado por ese nombre— pero la mayoría de los autores concuerdan en que esa hipótesis es muy improbable. Aun si existió tal secta, es difícil entender por qué debería haber en estas epístolas proféticas semejante mención repetida y enfática de una secta oscura acerca de la cual la gente nos puede decir poco o nada. El Señor denuncia solemne y poderosamente: “la cual aborrezco”. Ella debe ser especialmente importante para Él, y también debe ser significativa en la historia de la Iglesia, por poco comprendida que pueda ser. Además, la Escritura no nos remite a la Historia de la Iglesia ni a ninguna historia para que interpretemos sus significados. La Palabra de Dios es su propio intérprete a través del Espíritu Santo y no tenemos que acudir a otras fuentes para descubrir lo que está allí. De lo contrario, la interpretación de la Escritura dependería de hombres eruditos que buscan respuestas para aquellos que no tienen los mismos recursos o aptitudes, ¡las cuales, forzosamente, habrían de ser aceptadas sobre la base de su autoridad solamente!
A lo largo de la Escritura, el significado de los nombres es importante, y el significado de nicolaíta es llamativo e instructivo. Por supuesto, para aquellos que hablaban griego, el significado les habría resultado claro. Significa sojuzgador del pueblo. La última parte de la palabra (Laos) es la palabra griega que designa al «pueblo» y nuestro término de uso común «laicos» deriva de ella. Así pues, los nicolaítas fueron gente que estuvieron sometiendo o reprimiendo a los laicos —la masa del pueblo cristiano— para enseñorearse indebidamente sobre ellos.

Lo que hace que esto sea más claro aún es que en Pérgamo tenemos también a aquellos que sostenían la doctrina de Balaam; un nombre cuya semejanza en lo tocante a significado ha sido observada con frecuencia. Balaam es una palabra hebrea que significa destructor del pueblo, un significado muy importante en vista de su historia. Balaam “enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación” (Apocalipsis 2:14). Con este propósito instigó a Israel a mezclarse con las naciones, de las cuales Dios los había separado con cuidado.

El desbaratamiento de esa necesitada separación significó la destrucción de Israel, mientras prevaleciera. De igual modo, la Iglesia es llamada a salir fuera del mundo, y es sumamente fácil aplicar el tipo divino en este caso. Así, la estrecha relación de estos dos nombres (Balaam y nicolaíta), ayuda a confirmar el significado anterior de nicolaíta.

Observemos el desarrollo del nicolaitismo. Al principio sólo cierta gente adoptó una posición de superioridad sobre el pueblo. Sus obras demostraron lo que eran. Aún no hay doctrina en la carta a la iglesia de Éfeso, pero una doctrina, o enseñanza, se estableció ya en Pérgamo. Ahora el lugar de liderazgo es asumido para ser de ellos por derecho.

La doctrina —la enseñanza sobre esto— es aceptada al menos por algunos, y la Iglesia se ha vuelto indiferente ante esta situación.

 

 

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