NUESTRA POSICIÓN FRENTE AL "CAMPAMENTO"

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En la Epístola a los Hebreos leemos: "Porque los cuerpos de aquellos animales, cuya sangre es presentada por el sumo sacerdote en el santuario, como ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo de Dios, con su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos pues a él. fuera del campamento, llevando su vituperio" (He 13:11-13).

En este pasaje se puede reconocer dos cosas:
1. La sangre de la ofrenda por el pecado fue llevada al santuario.
2. Los cuerpos de las víctimas para la ofrenda se quemaron fuera del campamento.

El apóstol muestra que estas dos cosas concuerdan con la muerte de Cristo, que es el verdadero antitipo de estos sacrificios.

Pero en esto vemos también los dos aspectos de la posición del creyente. A la vez su sitio ante Dios en el santuario, a donde se llevaba la sangre, y también su sitio sobre la tierra, fuera del campamento, donde Cristo había sufrido. Como he dicho, en Cristo somos hechos uno ante Dios con Él y revestidos de todo el valor de Su dulcedumbre. Pero también hemos sido hechos uno con Él en esta tierra, en Su deshonra y rechazamiento. La posición del creyente, por lo tanto, está fuera del "campamento". Por ello el escritor de la epístola dice: "Salgamos pues a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio".
A lo mejor me preguntan: "¿Qué es el campamento?" De la porción de la que acabamos de leer se desprende con claridad, que se trataba del campamento del judaísmo. ¿Qué es lo que eso representa hoy día? El judaísmo era de Dios y en la tierra tomó la posición de un testimonio (de Él). El judaísmo fracasó, y después del definitivo rechazamiento de Cristo, después de la predicación de los apóstoles, fue puesto de lado. El cristianismo lo reemplazó (como posición de testimonio) como se enseña en Romanos 11. El "campamento" es ahora la cristiandad organizada como la iglesia profesante. Ahora quizás objetaréis: ¿Por qué entonces se nos pide que salgamos del "campamento"? Por su completo fracaso como testimonio para Dios. "Quien tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Ap 2:11, etc.).
Andamos con seguridad y somos responsables, referente a todo lo que alcanza la pretensión de ser de Dios, de comprobar todo con las Escrituras en la mano. Si comprobamos todas las confesiones así, se presentan como desobedientes y defectuosas. Por eso, para un creyente que quiere obrar según el pensamiento de Dios no le queda más remedio que tomar su posición "fuera", separado de toda la confusión de este siglo malo, juntamente con todos aquellos que en obediencia hacia Su Palabra se reúnen hacia el Nombre del Señor Jesús (Mt 18:20).
Éxodo 33 es muy instructivo en esta conexión. Cuando Moisés bajó del monte (Éx 32), vio que el pueblo entero había caído en la idolatría. Después de haber dado la vuelta para interceder por el pueblo, volvió con una mala noticia para ellos. El solía tomar la Tienda y plantarla fuera del campamento, lejos del campamento; y lo llamó Tabernáculo de Reunión. Y sucedía que todo aquel que tenía que acudir a Jehová salía al Tabernáculo de Reunión que estaba fuera del campamento" (Éx 33:7). Moisés obró de este modo en la presencia del pueblo caído, por que conocía los pensamientos de Dios. En este relato encontramos un retrato moral de nuestra época. Como tal quisiera yo recomendarlo para vuestra seria meditación.
Es muy necesario que comprendamos la posición del creyente en la tierra. Vemos por una parte la separación del mundo y por otra la separación del "campamento". Si tomamos esta posición, eso acarreará consigo que por una parte seamos odiados y por la otra despreciados. Pero si eso es así, siempre seremos cada vez más parecidos a nuestro bendito Señor. En la Epístola a los Hebreos esto se llama "Su oprobio".

Ojalá que no nos espantemos ante el uno, ni nos avergoncemos ante el otro; No, más bien regocijémonos de ser hechos dignos de sufrir oprobio por Su Nombre (Hch 5:41).

 

 

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